jueves, 4 de febrero de 2010

Segmentación de mercados

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He tenido el placer de leer el post en Sopa de Ganso, en el que el señor Galatas nos ofrece sus opiniones sobre algunos alimentos minoritarios que se están promoviendo desde asociaciones enfocadas en ralentizar los ritmos de vida, al menos en la comida (o por lo menos en algunas comidas), como el movimiento Slow Food.
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Por casualidad resulta que mi profesión de Ingeniero Agrónomo me ha llevado a saber algo de mercados agrarios, y uno de los hechos básicos que definen ese mercado, como en realidad muchos otros, es la llamada "segmentación". Ojo a la palabrita. Viene a decir que el de los consumidores no es ni será nunca un conjunto homogéneo, aunque se busquen perfiles-tipo simplificados para diseñar campañas de publicidad por ejemplo; pero la realidad es que exiten y existirán "nichos" de mercado que prefieren otras cosas, y ahí está la clave, en la elección.
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No le quepa duda de que el problema económico que señala y en el que tiene razón, el hecho de que pueden ser productos más caros, se resuelve cuando se ajusta el volumen producido a su consumo teniendo en cuenta su precio. Explicado por lo sencillo, cuando no se mata la gallina de los huevos de oro sacando al mercado mil doscientas unidades cuando solo estaba demandando mil.

Era un comentario al siguiente texto:
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Hoy es el día del Slow Food. No soy de los que creen mucho en estas cosas. Cuando el otro día un experto del tema dijo: "que existen numerosos alimentos autóctonos del País Vasco que se han extinguido o están en vías de desaparecer, como el guisante de lágrima de costa originario de Getaria y el cerdo vasco." Soy de los que piensan que el casero, el agricultor, el ganadero, es un tipo listo, un tío inteligente y sabe lo que va y no va, sabe lo que tiene que poner en marcha o no. Si el cerdo vasco le hubiera dado dinero, hubiera sido bueno, hubiera sido fácil de criar y se hubiera vendido bien, estaríamos hasta arriba de cerdos vascos, Joselito se hubiera instalado en Ataun. Seamos realistas, si algo del campo está a punto de desaparecer es porque no da dinero, no le interesa ni al agricultor ni, por supuesto, al consumidor. Y si no que se lo pregunten a los manzanos, desaparecidos en combate y que vuelven a rebrotar. Que haya una serie de románticos que quieran resucitar algo que así sea, pero que se sepa que el romanticismo se paga, o se vende muy bien o el cerdo vasco habrá que comerlo en Mugaritz, y los platos de guisantitos de Igueldo habrá que pagarlos a 30 euros. En el mundo del vino han desaparecido viñedos autóctonos simplemente porque no eran rentables y, si se hacía vinos con ellos, eran imposibles de vender porque alcanzaban precios muy altos. Hoy se han recuperado algunas cepas porque se trabaja con otros criterios y porque el vinatero puede poner el precio que mejor le place para su botellita de capricho. ¿Un día de feria con productos autóctonos? Todos los miércoles en Ordizia y si no, Santo Tomás que se lleva celebrando desde antes de que se inventara la historia esta. Pero claro a eso no se le puede colocar una etiqueta y no se le puede cobrar. Pues eso, que cada día me creo menos estas historias. Blog escrito escuchando: Sex Pistols - Never Mind the Bullocks.
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